Con esta idea desarrollaron en 2012 equipos que emiten ondas de choque de baja intensidad y lo aplicaron en personas con disfunción que tenían buena respuesta con medicamentos como sildenafil, demostrando que después de seis sesiones aproximadamente el 70% podía lograr y mantener una erección satisfactoria para una relación sexual. Con este antecedente se utilizó en pacientes que no respondían a tratamiento con medicamentos, especialmente diabéticos, lográndose similares buenos resultados.